En esta entrega
quiero profundizar junto a ustedes sobre nuestra condición de seres morales. Son nuestras acciones, valores y responsabilidades las que nos mueven como humanos, las que nos concientizan sobre la libertad que gozamos al poder elegir nuestros actos, y nos otorgan la capacidad de evaluar nuestra conducta moral dentro de la sociedad.
En la actualidad, el conocimiento de la ética y la moral deberían ser artículos de primera necesidad, para alcanzar la moralización, ya que nuestra sociedad, a pesar de todos sus avances, esta profundamente desmoralizada.
Pero para poder ser libres en cualquier elección, tenemos que estar bien informados, y ese acto es una responsabilidad que debemos tomar individualmente. Nuestra sociedad parece desconocer el cambio cultural que hace tiempo se viene produciendo sobre el nuevo paradigma del envejecimiento humano. Es tan así que actualmente cuando hablamos de envejecimiento, nos referimos al proceso que abarca todo nuestro ciclo vital y no a edades determinadas; además de ser un proceso que más que debilitar, potencia la resiliencia y fortalece cada minuto de existencia. Una sociedad que aún tiene miedo a comprometerse en el cambio y que gracias a la biología, tecnología, medicina, hábitos saludables, etc., hoy podemos gozar. Por eso tenemos una asignatura pendiente en esta construcción sobre un envejecimiento inteligente, en el saber vivir mejor, más y en bienestar, y es el saber aceptar al otro, sin condición, sin edad.
En la actualidad, el conocimiento de la ética y la moral deberían ser artículos de primera necesidad, para alcanzar la moralización, ya que nuestra sociedad, a pesar de todos sus avances, esta profundamente desmoralizada.
Pero para poder ser libres en cualquier elección, tenemos que estar bien informados, y ese acto es una responsabilidad que debemos tomar individualmente. Nuestra sociedad parece desconocer el cambio cultural que hace tiempo se viene produciendo sobre el nuevo paradigma del envejecimiento humano. Es tan así que actualmente cuando hablamos de envejecimiento, nos referimos al proceso que abarca todo nuestro ciclo vital y no a edades determinadas; además de ser un proceso que más que debilitar, potencia la resiliencia y fortalece cada minuto de existencia. Una sociedad que aún tiene miedo a comprometerse en el cambio y que gracias a la biología, tecnología, medicina, hábitos saludables, etc., hoy podemos gozar. Por eso tenemos una asignatura pendiente en esta construcción sobre un envejecimiento inteligente, en el saber vivir mejor, más y en bienestar, y es el saber aceptar al otro, sin condición, sin edad.
Vivimos con lazos morales
muy arraigados, con tópicos y conductas prejuiciosas respecto a muchas cosas. Algunas como sociedad hemos podido asumir con el tiempo, cambiando nuestra mirada, aceptando y asumiendo esta transformación, como por ejemplo, la libertad en la elección sexual o la igualdad entre géneros- Pero con respecto a la edad, el hecho de hacernos mayores, sigue siendo tabú, con ese tiempo, con ese reloj biológico, todavía tenemos un
largo camino que transitar para su aceptación libremente y sin condiciones.
Por eso en esta oportunidad
quiero hablar sobre ética y moral dos palabritas que nos han ido acompañando desde
los albores de la civilización, que son tan antiguas y dinámicas como el mismo ser humano
y que tanto nos confunden, pero que reflejan y definen nuestra concepción valorativa de la vida.
El hombre por naturaleza es un ser
constitutivamente moral, y es en esa construcción moral que le va su ser.
MORAL Y ETICA
Aprendamos de qué se trata
La ética trata sobre
la razón y depende de la filosofía y en cambio la moral es el
comportamiento en el que consiste nuestra vida. Etimológicamente “ética” y “moral” tienen el mismo
significado. “moral” viene de latín
“mos” que significa hábito o costumbre; y “ética” del griego
“ethos” que significa lo mismo.
Ambas se refieren a un sistema de costumbres, prácticas o valores de una comunidad y que el surgimiento como disciplina, está relacionado con la valoración de la vida, no con su mera descripción.
PROFUNDICEMOS
Como hemos dicho, en principio, moral y ética son etimológicamente equivalentes. A través del tiempo se fueron diferenciando. En la actualidad podemos decir que la ética es una disciplina de la filosofía que se ocupa del comportamiento humano, el “deber ser”, de normar lo que las personas hacen en su interacción social, es decir, lo bueno y lo malo de las acciones humanas. Estudia el carácter general de las normas de conducta y de las elecciones morales concretas que las personas realizan en sus relaciones con los demás.
Lo distintivo de la ética reside en el hecho de tratarse de una
concepción valorativa de la vida. Pretende decirnos cual debería ser el orden
de prioridades en la organización de la convivencia humana, es decir, que se
propone establecer cuál es la mejor manera de vivir.
Es una concepción de la vida, no importa si se es consciente,
si somos capaces de expresarla teóricamente, o si es implícita, si puede descifrarse al prestar atención en
lo que las personas manifiestan en su obrar cotidiano. Lo decisivo es que la ética
se refiere al modo que una persona o una sociedad ordena el sistema de
creencias morales en la vida práctica.
Es decir, la tarea
de la ética es esclarecer y legitimar la moral, abriendo su sentido y
profundizándolo en la historia: sumergida en la experiencia, en la vida humana
y en la comprensión que se tiene de ella.
No es solo una concepción que se restrinja a describir el modo en que los seres humanos ordenan el mundo, no actúa como observador, sino como participante en la interacción.
Moral vivida - Moral pensada
primero el hecho y después su
reflexión.
Según José López Aranguren, filosofo español (1909-1996). La moral indica el conjunto
de normas que usamos para conducirnos en nuestra vida diaria “moral vivida”, en
cambio ética es la mirada que hacemos sobre la moral para reflexionarla,
averiguar en qué consiste y fundamentarla “moral pensada”.
Como estamos observando a diario, la sociedad en general y el hombre en particular, se están alejando y cada día más, de los verdaderos valores que deberían regir las relaciones humanas y que nos permiten diferenciar lo correcto de lo incorrecto, lo justo, de lo injusto. Valores como el respeto, la tolerancia, la honestidad, la generosidad nos permiten vivir en armonía, tratar al otro como nos gustaría ser tratados. Estamos naturalizando a una sociedad en el que todo vale y eso tiene que cambiar. Este cambio se tiene que realizar desde una disciplina como la ética que nos devuelve una mirada sobre el verdadero sentido de la moral y desde ese lugar reflexionar y alcanzar la comprensión y responsabilidad que tiene el hombre en su libertad de elección.
La ética esclarece y legitima la moral,
se sumerge en la experiencia, en la vida humana y en su comprensión. La moral
se remite a la ética para comprenderse a si misma, y evitar
que la moral vivida, derive en
costumbres perjudiciales y la moral pensada en
doctrina.
Hombre/Mujer moral
Sin
moral, es decir sin hombre/mujer en cuanto a ser moral no habría ética, pero sin
ética, la moral no podría sostenerse, están íntimamente ligadas, por eso es un
error en pensar ética sí, moral no, porque no puede existir una sin la otra,
produciéndose un efecto de realimentación que tiende a reforzarse y así se
evitará que la moral vivida, derive en costumbres perjudiciales y la moral
pensada derive en doctrina.
En otra entrada ampliaremos sobre el Acto Moral y la Responsabilidad.
El acto moral es el proceso mediante el cual un individuo realiza un comportamiento que puede ser valorado moralmente, como bueno o malo, debido o indebido. Las dos condiciones indispensables en todo acto moral son la libertad y conciencia. La libertad como acto que se realiza voluntariamente y por sí mismo, es decir, sin estar bajo coacción interna o externa y la conciencia, saber lo que se está haciendo, tener conocimiento del hecho.
FUENTES
- Ética Aplicada. Docente: Prof. María Laura Ballabeni. - Universidad Católica de Santa Fe - Facultad de Ciencias de la Salud. Licenciatura en Gerontología.
- “Etica” - A. Sánchez Vázquez. Editorial Grijalbo. México.
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