Como
ya hemos hablado en otras entradas la población mundial ha sufrido importantes
cambios en su estructura por edades, más acentuado en los países desarrollados.
También
sabemos que el envejecimiento es un proceso que se produce a lo largo de
nuestra vida y como por suerte vivimos más, también se pueden presentar ciertas
enfermedades que no solo están ligadas a la edad, sino también a un cúmulo de
factores, como la genética, hábitos de vida no saludables, intoxicación
ambiental, niveles altos y prolongados de estrés y ansiedad, etc., y que al
vivir más estamos más expuestos a su influencia. Dentro
del conjunto de enfermedades ligadas a cualquiera de estas causas, las
demencias son las que despiertan mayor preocupación clínico-sanitaria por el alto
impacto socioeconómico al que dan lugar.
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Entre
ellas está la enfermedad de Alzheimer, a la cual hoy nos vamos a referir.
Es
una de las consecuencias de la denominada geriatrización, y aunque se observan
patrones genéticos su causa no está todavía clara.
La enfermedad de Alzheimer es una demencia
que cuenta ya con más de 100 años de historia.
En noviembre de 1901 ingresó en el hospital
de enfermedades mentales de Frankfurt una paciente de 51 años de edad llamada
Auguste Deter, con un llamativo cuadro clínico de 5 años de evolución. Tras
comenzar con un delirio celotípico, la paciente había sufrido una rápida y
progresiva pérdida de memoria acompañada de alucinaciones, desorientación en
tiempo y espacio, paranoia, trastornos de la conducta y un grave trastorno del
lenguaje.
El
nombre se desprende de su descubridor Alois Alzheimer. El psiquiatra hizo el
seguimiento de esta paciente hasta su muerte en 1906, y fue entonces cuando
reportó el caso públicamente por primera vez.
La
enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad neurodegenerativa que se
caracteriza clínicamente por progresivos trastornos de las funciones
cognitivas, especialmente la memoria en fases iniciales, de la conducta y de la
autonomía personal.
Las
lesiones histopatológicas típicas de la EA son los depósitos en corteza
cerebral y sustancia gris subcortical de péptido β-amiloide (placas seniles
neuríticas extracelulares) y de proteína tau (ovillos neurofibrilares
intraneuronales), pero la causa principal del cuadro de demencia permanece
desconocida pero se basa en la pérdida difusa de sinapsis y de neuronas.
La etiopatogenia de la enfermedad de
Alzheimer es múltiple. Es hereditaria entre el 1% y el 5% de los casos (enfermedad
de Alzheimer genética). En el resto de los casos (enfermedad de Alzheimer
compleja o esporádica) la etiología es multifactorial con diversos factores de
riesgo, que incluyen la predisposición genética (evidenciada porque aumenta la
frecuencia si se tiene un pariente en primer grado con la enfermedad, y más aún
si son varios), la edad (es más frecuente a partir de los 65 años, a partir de
los cuales el riesgo se duplica cada 5 años), siendo más frecuente en el sexo
femenino y factores de riesgo exógenos, ambientales, que parecen favorecer su
desarrollo. Cada vez es más abrumadora la evidencia epidemiológica de que los
factores de riesgo vascular (diabetes, hipertensión arterial, trastornos en las
grasas, dietas ricas en grasas, tabaquismo...), y otros como la intoxicación
crónica leve por metales como el cobre, favorecen también el desarrollo de la
enfermedad de Alzheimer en las personas genéticamente predispuestas.
Se distinguen tres fases clínicas
en la EA, el estadio precoz, con trastornos cognitivos; estadio intermedio, con
trastornos de conducta y defectos funcionales crecientes; y estadio grave, en
el que la dependencia del paciente llega a ser completa.
Cada nuevo caso que
se diagnostica cambia la vida a una familia entera. Muchas de las personas que
asumen la responsabilidad de acompañar al enfermo, la mayoría mujeres, acaban
enfermas debido a los altos niveles de estrés y ansiedad con los que viven
durante todo el proceso de la enfermedad, que puede llegar a ser de 15
años.
Los 10 signos de alarma de la enfermedad de
Alzheimer (Reproducido de la Alzheimer's Association):
- · Pérdida de memoria que afecta a la capacidad laboral.
- · Dificultad para llevar a cabo tareas familiares.
- · Problemas con el lenguaje.
- · Desorientación en tiempo y lugar.
- · Juicio pobre o disminuido.
- · Problemas con el pensamiento abstracto.
- · Cosas colocadas en lugares erróneos.
- · Cambios en el humor o en el comportamiento.
- · Cambios en la personalidad.
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