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En la actualidad, 10 millones de brasileños sufren de osteoporosis. En Argentina, el 75% de las mujeres mayores de 50 años padecen la enfermedad ósea, y en México una de cada cuatro personas tiene osteoporosis según un estudio de la Internacional Osteoporosis Fundation.
La
osteoporosis y las fracturas por fragilidad se perfilan como una de las causas
de morbilidad de mayor impacto en el sector de la salud debido a sus altos
costos y el deterioro en la calidad de vida en Latinoamérica, según un estudio de MEDWave,
revista biomédica revisada por pares de Chile.
Una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres, mayores de
50 años, sufrirá una fractura por osteoporosis, según un estudio de la International Osteoporosis
Foundation.
La osteoporosis es una enfermedad asociada a la edad y a la mujer, aunque cada vez hay más hombres que también la
padecen. Esta enfermedad se combate sobre todo con tratamiento farmacológico en
el momento en que se detecta. Sin embargo, la prevención en la juventud es una
estrategia a tener en cuenta para llegar a la madurez con huesos bien
mineralizados y de calidad.
Un
grupo de investigación de la Facultad de Medicina y Enfermería de la
Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha analizado el estado óseo de jóvenes
universitarios para identificar los factores que ayuden a prevenir y
ralentizarla.
El
estudio ha estudiado la salud ósea de 156 estudiantes de 18 y 21 años. Este es
una de las escasas investigaciones realizadas sobre la calidad del hueso de
personas adultas que aún no han llegado al punto álgido de madurez ósea (21-30
años). Hasta ahora, se han producido principalmente trabajos retrospectivos de
los factores que se perfilan como determinantes de la calidad ósea.
Idoia Zarrazquin, investigadora
de la UPV/EHU, explica que “la mayoría de los estudios realizados hasta el
momento están centrados en la edad adulta y en el inicio de la decadencia ósea,
traducida en osteoporosis, sobre todo entre las mujeres a partir de los 50
años. Nosotras consideramos que es importante hacer estos estudios previos para
conocer qué influye positivamente en la calidad del hueso. Aquí el margen de
mejora es más amplio ya que por delante hay más de una década para incrementar
la mineralización lo antes posible”.
Ejercicio y nutrición equilibrados
En
este estudio se ha analizado la actividad y condición física, la composición
corporal y la nutrición de los jóvenes (61 hombres y 95 mujeres) desde
septiembre de 2016 hasta mayo de 2017. Registraron sus características
antropométricas, el consumo dietético, la capacidad aeróbica, la fuerza
muscular y la actividad física que realizan. Además, midieron su estado óseo
mediante ultrasonidos, una técnica no invasiva y sencilla de utilizar.
El
conjunto de jóvenes estudiantes que ha participado en la investigación presenta
una buena calidad ósea. Son estudiantes que en su mayoría realizan deporte: de
forma más vigorosa los hombres, de manera más moderada las mujeres. Respecto al
calcio, los hombres consumieron una media de 1.080 mg/día, es decir, por encima
de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (1000 mg/día),
mientras que las mujeres no llegaron (814 mg/día). En cuanto a la vitamina D,
ni los jóvenes (3,88 mg/día) ni las jóvenes (3,10 mg/día) alcanzaron lo
recomendado por la OMS (5mg/día).
Actividad física sí, pero sin pasarse
Aunque
los jóvenes analizados presentan una buena calidad ósea, esta puede ser
mejorable para ralentizar la disminución ósea que se dará con la edad. En este
sentido, Gotzone Hervás concreta que el conocer los factores que ayudan a la
formación ósea puede servir para prevenir estas enfermedades. “Sabemos que la
actividad física mejora el músculo y fortalece el hueso. Existe una
interconexión entre ellos y, si la actividad es intensa, ambos mejoran,
resistirán mejor el paso de los años y afrontarán mejor la decadencia ósea”.
Por tanto, la actividad
moderada-intensa y los deportes de impacto son recomendables, pero hay que
equilibrarlos con la adecuada nutrición, como detalla la investigadora Fátima
Ruiz-Litago.
“La
tensión y fuerza muscular mejora la mineralización del hueso, pero eso no
significa que cuanto más mejor, porque está demostrado que deportistas de élite
también sufren osteoporosis. Es decir, la actividad física tiene que ser
moderadamente intensa, sin sobrepasarse; sobre todo, entre las mujeres. Cuando
el ejercicio es muy intenso, las necesidades nutricionales también son muy
elevadas y, en el caso de las mujeres deportistas, muy difíciles de cubrir por
sus propias características físicas y hormonales. Es por ello que es más
habitual de lo pensado que entre deportistas de élite se den casos de
osteoporosis”.
En
definitiva, las autoras concluyen que, además de una correcta nutrición en
calcio y vitamina D, la actividad física contribuye a acumular minerales óseos
de manera que al llegar a la madurez el índice de rigidez ósea sea alto y se
contrarreste la decadencia que se produce a partir de los 30/35 años y sobre
todo a partir de los 50. “Las futuras recomendaciones para prevenir la
osteoporosis también pasarán por favorecer la fuerza muscular”, asegura Idoia
Zarrazquin.
Referencia
bibliográfica:
Hervás,
G.; Ruiz-Litago, F.; Irazusta, J.; Fernández-Atutxa, A.; Fraile-Bermúdez, A.B.;
Zarrazquin, I. Physical Activity, Physical Fitness, Body Composition, and
Nutrition Are Associated with Bone Status in University Students. Nutrients 2018, 10, 61. doi:10.3390/nu10010061
Fuente:
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