viernes, 1 de diciembre de 2017

Desprogramando el Envejecimiento!!!!


La información que quiero compartir con Uds. es sobre un tema que durante siglos ha preocupado al ser humano que en su afán de encontrar la panacea, lo ha llevado a incursionar en diferentes ámbitos desde la ciencia hasta la magia… me refiero ni más ni menos a poder vivir muchos años y con salud.
La noticia ha llegado de la mano de la genetista molecular Cynthia Kenyon  que  ha vuelto a revolucionar la comunidad de genetistas y a todos los humanos que no se conforman con su actual esperanza de vida, con esta categórica afirmación se presentó en la serie Masters of Science del Financial Times.
La científica es vicepresidente de Investigaciones del Envejecimiento de Calico (California Life Company), la reciente apuesta biotecnológica de Google por la extensión de la vida con calidad, y una de las niñas mimadas del gigante californiano.
La Dra. Kenyon que desde hace 30 años está en este camino con logros evidentes, como el hallazgo del gen de la muerte, está convencida que gracias a los descubrimientos realizados en su laboratorio, como el desarrollo de un medicamento que active el gen FOXO, en un tiempo no muy lejano conseguiremos vivir un 30% más y con nuestras capacidades físicas y mentales inalteradas.
Hacia el final del informe la Dra. Kenyon nos muestra su dieta para frenar el envejecimiento.

“He cogido el gusano llamado C. elegans (primer animal cuyo genoma fue secuenciado en su totalidad) y cambiándole un sólo gen he sido capaz de doblar la duración de su vida. Un mecanismo similar se puede activar en los mamíferos, incluidos nosotros, activando un sistema que protege las células”.

REGENERACIÓN DEL SISTEMA INMUNOLÓGICO
La doctora Kenyon se refiere en  extender a los humanos mecanismos de protección de las células contra el envejecimiento que ya ha estudiado en otros mamíferos, como el murciélago de Brandt ( Myotis brandtii), un mamífero que, pese a su minúsculo tamaño, vive más de 40 años.
Consciente de que las actuales condiciones de vida de la mayoría de los nonagenarios humanos son precarias, la doctora asegura: “Ya no se trata sólo de lograr vivir más, sino de contrarrestar los efectos degradantes de la vejez y sus enfermedades degenerativas, por eso estamos estudiando las posibilidades de cambiar las mitocondrias, que son las pequeñas centrales energéticas de las células”. 
La tercera línea de investigación en la que se ha distinguido el equipo de la doctora Kenyon es la de regeneración del sistema inmunológico, que se trata de una técnica con la que ya han conseguido prolongar la vida de los ratones de laboratorio hasta un 30%, sin que por ello mermaran sus condiciones físicas ni sus habilidades.

Estas investigaciones han revelado que el envejecimiento está sujeto a control. No es que nos suceda de forma imparable, sino que estamos programados para sufrirlo. Por lo tanto, podríamos ser también desprogramados e incluso restaurados de sus efectos degradantes.
“La ciencia del envejecimiento es compleja –razona la doctora– y tenemos aún retos por superar, pero cada vez estamos más cerca de vivir muchos más años de vida saludable con todas nuestras capacidades intactas”.
Más tarde formó parte del equipo del nobel Sydney Brenner en Cambridge, y fue allí donde Kenyon descubrió en 1993 que la mutación de un solo gen (el Daf-2) podía doblar la duración de la vida del Elegans.

EL GEN DE LA MUERTE
La científica ha sido pionera y es referencia mundial en genética del envejecimiento desde que en 1981 descubriera los mecanismos reparadores del ADN en el MIT.
 "Cuando empezamos a trabajar en envejecimiento, tenía en mente la idea de que los científicos a menudo piensan que saben cómo funciona algo cuando no lo hacen, y piensan que va a ser aburrido cuando no lo es".
Cynthia Kenyon habla sobre su investigación con una energía contagiosa, pero cuando intentó reclutar jóvenes científicos en su laboratorio en la Universidad de San Francisco a principios de la década de 1990, su entusiasmo cayó en saco roto.
Eventualmente, convenció a un estudiante, Ramon Tabtiang, para que la ayudara a buscar genes específicos que pudieran controlar el envejecimiento en sus gusanos. Fueron "increíblemente afortunados" y, en poco tiempo, en 1993, hicieron su gran avance. Deshabilitar parcialmente a un solo gen - llamado daf-2 - causó que los gusanos vivieran el doble de lo normal. No solo eso, sino que los gusanos parecían estar sanos hasta el final.
La comunidad científica apodó entonces al gen “el de la muerte” y se difundieron cálculos de que si la doctora consiguiera inhibir ese gen en los humanos, alargaría nuestra existencia en siglos.
Este hallazgo se basó en su investigación anterior, pero para el resto de la comunidad científica, "la idea de que el envejecimiento estaba sujeto al control fue completamente inesperada", dice Kenyon, antes de esforzarse por encontrar las palabras para describir cómo se sintió al darse cuenta de la magnitud del descubrimiento. "Fue muy profundo porque miras a estos gusanos, y los gusanos normales están muriendo, y los gusanos en este otro plato son jóvenes. Y piensas: 'Dios mío, deberían estar muertos'. Fue como encontrar algo que no debería ser. Te pone los pelos de punta ". Luego vino una segunda realización: "Simplemente piensas, 'Wow. Tal vez podría ser ese gusano de larga vida'".
Los experimentos posteriores arrojan más luz sobre el efecto del debilitamiento de la actividad daf-2, que desencadena una secuencia de eventos dentro de la célula, incluida la activación de un segundo gen, FOXO. Esto, a su vez activa o desactiva una gran cantidad de otros genes. El efecto cascada es de gran alcance, como un cambio de estado, dice Kenyon. "Es como pasar de un sólido a un líquido. Ahora, en lugar de expresar el repertorio normal de genes, es uno nuevo, y este nuevo hace un mejor trabajo protegiendo y reparando los tejidos, y los hace vivir más tiempo". Este es el camino molecular hacia una vida más larga que Kenyon siempre se había convencido de que debía existir, controlando el proceso de envejecimiento como las cuerdas de un títere.
Para aquellos que dudan de la relevancia para los humanos, Kenyon señala estudios que muestran que las personas que viven hasta los 100 años tienen más probabilidades de tener mutaciones en el gen daf-2. También hay variantes en el gen FOXO que son más frecuentes entre las personas que viven hasta los 100 años.
Después de más de tres décadas trabajando con sus gusanos microscópicos, el último gran esfuerzo de Kenyon en su carrera es "tratar de convertir esto en personas. Ese es mi sueño". Ella dice que pronto se anunciarán los resultados de un nuevo medicamento que prolonga la vida en ratones. 
En su propio laboratorio, ella está buscando hacer lo mismo para los humanos. "Estamos tratando de encontrar drogas, pequeñas moléculas, que las personas puedan tomar para que sean resistentes a las enfermedades, más jóvenes y saludables. Eventualmente las encontraremos". Kenyon enfatiza que el objetivo final es un envejecimiento saludable. "Vivir más tiempo y estar enfermo es lo peor. Pero la idea de que podrías tener menos enfermedades y tener una vida sana, creo que por lo que sabemos hasta ahora sobre algunas de estas vías sugieren que podría ser posible ".

DIETA PARA FRENAR EL ENVEJECIMIENTO
Pero lo que ha convertido a la doctora en referencia habitual en los espacios más populares de radio y televisión son sus afirmaciones sobre la mejor dieta para frenar el envejecimiento.
De hecho, los descubrimientos de Kenyon han influido en sus propias elecciones de estilo de vida. Según comenta la Dra.: "Un día le dimos a nuestros gusanos un poco de azúcar y acortó su esperanza de vida acelerando el camino de la insulina. No me fui a casa, fui directamente a la tienda y compré un libro sobre dietas de bajo IG". 
Desde entonces Kenyon evita todo el azúcar, y se adhiere a los alimentos con IG bajo.
El vínculo entre la dieta y el envejecimiento tiene sentido si tenemos en cuenta que el gen daf-2, que estaba parcialmente inhabilitado en las lombrices de Kenyon, activa los receptores que son sensibles a dos hormonas, la insulina y una hormona del crecimiento llamada IGF-1. Este receptor normalmente se activa con insulina y con demasiada azúcar en la dieta, lo que puede tener el efecto opuesto, sobreestimulando estos receptores, dice Kenyon, quien advierte que "el azúcar es el nuevo tabaco".
En síntesis, la doctora dejó de consumir alimentos con un alto índice glucémico al observar que alimentar a los elegans con azúcar acortaba sus vidas. Así que desde entonces prescinde en su dieta de postres, dulces y patatas. Nada de arroz, ni pan, ni pasta. Y en ese punto es categórica: “Cuando digo nada, es nada”. En su lugar come verduras y ensaladas verdes, frutos secos, cacao puro, pescados, pollo, carnes en general, fruta, huevos y quesos. Y “un vaso de vino tinto al día”.

Pero esta dieta Kenyon –insiste la doctora– no ha sido empíricamente probada; “simplemente –puntualiza– es la que me va bien a mí y me genera bienestar además de excelentes resultados en mis análisis médicos. Pero debo repetir que es simplemente lo que yo como y a mí me sienta bien. Lo que sienta mal a todo el mundo es el ­exceso de azúcar. El azúcar –concluye– es el nuevo tabaco y he visto cómo acortaba la vida en el labo­ratorio”.


TABLA INDICE GLUCÉMICO
El IG es una unidad para medir el efecto de un alimento para descargar insulina en el organismo. Los alimentos con un IG alto hacen que el páncreas secrete cantidades excesivas de insulina. Los alimentos con bajo IG hacen que se libere menos insulina. La insulina es muy importante para muchas funciones del organismo, pero en cantidades excesivas puede causar problemas. El exceso de insulina hace que el cuerpo acumule más grasas, y al mismo tiempo impide quemar las grasas ya existentes.

Fuente
La idea de que el envejecimiento estaba sujeto al control fue completamente inesperada.
Cynthia Kenyon, la genetista de la inmortalidad.
Tabla Indice Glucémico

1 comentario:

  1. El envejecimiento e un proceso complejo, donde la alimentación juega un rol muy importante, donde el azúcar, la sal, las grasas trans y los alimentos ultra procesados, asociado a conductas no saludables aceleran estos complejos moleculares y genéticos en tiempos de vejez sin fronteras.

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