viernes, 24 de noviembre de 2017

MIEDO a los MIEDOS





El miedo en términos generales es la respuesta emocional del organismo, que nos alerta ante la amenaza real o imaginaria de un peligro sobre la salud o la supervivencia. Desde la biología constituye un esquema adaptativo, un mecanismo de supervivencia y de defensa para responder con rapidez y eficacia ante situaciones adversas. Desde la psicología es un estado emocional, necesario para la correcta adaptación del organismo al medio, que provoca angustia y ansiedad en la persona, sin que parezca existir un motivo claro. Como enfoque social y cultural el miedo puede aprenderse, formando parte de la organización social, como el miedo al miedo, miedo al ridículo, etc., guardando relación con los diferentes componentes culturales.

Según se observa en el estudio, el miedo al envejecimiento se asocia a diferentes situaciones que conllevan pérdidas, como las capacidades físicas o mentales, salud, belleza, fuerza, autonomía, afectos, deterioro progresivo, pero estos miedos son imaginarios, es decir, no han sucedido aún, y aunque quizás nunca sucedan, el adulto fantasea con la posibilidad potencial de que puedan pasar. Estos pensamientos negativos la mente los registra y los puede concebir como una amenaza futura siendo perjudicial para nuestra salud.
En nuestra sociedad está muy arraigada la idea de la pérdida de valor como persona cuando se llega a la adultez. Los estereotipos negativos actuales hacia la vejez están muy enraizados culturalmente debido a campañas de comunicación con intereses diversos, donde se prima la juventud, la belleza, el éxito y se desestima todo lo que no condice con esta ideología, desvalorizando a la vejez ante la creencia errónea que es una etapa de la vida de decrepitud, soledad, desesperanza, sin futuro. Por ende con este panorama parece lógico que muchas personas mayores enfrenten su envejecimiento con temor. El filósofo José Antonio Marina lo define como: 


El miedo se convierte en patológico cuando el desencadenante 
no justifica la intensidad del sentimiento, 
se presenta con demasiada frecuencia, 
se mantiene durante mucho tiempo y 
disminuye la capacidad de una persona para vivir y 
enfrentarse a una situación”.

El miedo a envejecer es un miedo exógeno, adquirido, es el miedo a los posibles efectos desfavorables y algunas veces imaginarios, que el paso del tiempo puede ejercer en nuestra vida, a diferencia del miedo a la muerte que es endógeno o innato.
El envejecimiento es un proceso normal del ciclo de vida del ser humano, por lo tanto no implica por sí solo una situación de riesgo, pero sí la idea negativa que una persona puede plasmar en su mente sobre su propia vejez y las consecuencias adversas que tendrá en su vida.
Aunque es una emoción fuerte, sentir miedo es algo natural, positivo e inherente al ser humano. pero si ese miedo se vuelve irracional e incontrolable, produciendo estrés persistente se puede transformar en  miedo patológico.
La ansiedad, la angustia y la depresión suelen ser exponentes claros del miedo injustificado. El miedo puede o no ser real, por lo tanto la causa que lo origina muchas veces no es identificable, y en ocasiones no pertenece a la parte consciente.
Extractos del Glosario Psiquiátrico Americano
El Glosario Psiquiátrico Americano, séptima edición (1997), define a la ansiedad como "aprehensión, tensión o inquietud por la anticipación de un peligro cuya fuente es mayormente desconocida o no reconocida. Puede ser vista como patológica cuando interfiere con la efectividad en la vida, en la obtención de metas deseadas o de satisfacción o con el bienestar emocional razonable".
Patologías como la depresión, trastorno de ansiedad, de personalidad, se vuelven muy significativas en esta etapa de la vida, la adaptación a los problemas personales, la flexibilidad a los cambios y la reacción ante los duelos, pérdidas, dolores físicos, etc. los hacen más vulnerables a una enfermedad mental.
Esta situación si no se trata a tiempo perjudicara la calidad de vida de las personas mayores, paralizándolos en su accionar diario, en sus relaciones sociales, causando sufrimiento que puede derivar en inmovilización, aislamiento, abuso y dependencia de diferentes clases de sustancias, como alcohol, medicamentos, etc.
A la depresión actualmente se la puede considerar una pandemia, ya que cada año miles de personas se deprimen, no importa su condición. Se cree que en 10 años será la primera causa de incapacidad clínica en el mundo.
La depresión es la primera causa de consulta psiquiátrica en los mayores de 60 años. La OMS calcula que el 25% de las personas mayores de 65 años padecen algún tipo de desorden psiquiátrico, siendo la depresión la enfermedad más frecuente (superada por la demencia a partir de los 75 años),
En las personas mayores debido a las múltiples patologías que padecen y la polifarmacia que reciben, es muy importante efectuar un diagnóstico preciso sobre la depresión y los trastornos de ansiedad, prestando especial atención en la sintomatología psiquiátrica para enfocar la terapia correcta, ya que estos trastornos psiquiátricos también pueden estar presentes en las enfermedades neurológicas y ser consecuencia de las mismas.
Por otra parte hay que hacer hincapié, ya que es de suma importancia, el poco cuidado que se le da a la depresión en esta etapa de la vida y la falta de información que presentan los profesionales médicos en la atención primaria sobre este colectivo, lo que provoca que la depresión y la ansiedad sean consideradas como parte del envejecimiento normal y no sean tratadas adecuadamente, ni derivadas a los especialistas, perjudicando la recuperación.
Si bien las causas de la depresión son muy complejas los pensamientos negativos recurrentes pueden influir en el aumento de sentimientos profundos de tristeza, desmotivación y baja autoestima.



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