domingo, 5 de noviembre de 2017

Las EMOCIONES influyen en la SALUD


No hay ninguna acción o reacción que se produzca en el ser humano ya sea por un estímulo interno o externo, por más pequeño o volátil que sea, que no tenga sus consecuencias en nuestra vida. Los pensamientos, las emociones, las intenciones, las sensaciones, los actos, lo tangible y lo intangible, influyen siempre de alguna manera en nuestra mente, cuerpo y espíritu.
El ser humano es un gran sistema holístico, que está compuesto por el diseño de millones de diferentes máquinas moleculares complejas, cada una con funciones específicas que responde a una serie de instrucciones genéticas, que se ensamblan en una secuencia precisa, formando una gran estructura funcional e inteligente.
Dicho en otras palabras, las personas somos la suma de todas sus partes, SOMOS UN TODO, hasta nuestros pensamientos desembocan en emociones que pueden alterar para bien o para mal muestro organismo.
Ya lo estableció Aristóteles (Estagira, Grecia - 384 a 322 a.C.) cuando dijo que el hombre está compuesto por cuerpo,  y alma, que no pueden existir en forma separada, constituyendo el individuo, que será hombre cuando la forma de su alma sea racional, es decir, el hombre es un animal que tiene logos, que puede razonar.
Durante el proceso de la vida = el proceso del envejecimiento, los seres humanos usamos el raciocinio, que es la facultad de pensar, que distingue y singulariza a la especie humana. 

Cómo funciona el pensamiento
Al hablar de pensamiento normalmente hacemos referencia a una función mental. Según numerosos autores la actividad mental tiene como base fundamental la actividad neuronal.
Por ello una primera respuesta sencilla sería que el pensamiento se produce gracias a la actividad neuronal (la capacidad de producir sinopsis). Sin embargo, la situación no es tan sencilla ya que a las prioridades de comunicación de la neurona hay que sumar otra muy importante que es la de la plasticidad. Esto significa que las neuronas establecen verdaderos circuitos eléctricos los que, en base a la genética y a la experiencia, se van modificando a lo largo de toda la vida. Este concepto fundamental nos permite explicar los fenómenos de aprendizaje y memoria, así como también comprender por qué nuestros pensamientos van cambiando a partir de  nuestra experiencia.
Se podría afirmar que en nuestro cerebro existen tres tipos de neuronas:
a) las que participan en todas las funciones sensoriales (visión, audición, tacto, gusto y olfato) denominadas neuronas sensoriales.
b) las que participan en la ejecución de los movimientos, claves a la hora de estudiar el comportamiento. Estas son las neuronas motoras.
c) y finalmente las más numerosas de todas, son las neuronas que participan en el procesamiento de la información sensorial, en el almacenamiento de la información, y en la planificación de conductas o respuestas. Estas neuronas son fundamentales en el proceso de elaboración del pensamiento, tal vez mucho más que las sensoriales o las motoras y se ubican en la corteza cerebral.

Cuando recibimos cualquier información, la mente en milésimas de segundo, hace una evaluación, creando un pensamiento consciente o inconsciente. Si el pensamiento es positivo, recibiremos una emoción positiva, y si por el contrario es negativo, la emoción será negativa, pero sin el pensamiento no hay emoción. Ya lo decía René Descartes "cogito ergu sum", "pienso luego existo".

Pero ¿qué son las emociones?

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso o recuerdo importante. Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria. Los sentimientos son el resultado de las emociones, son más duraderos en el tiempo y pueden ser verbalizados (palabras). Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del Sistema Nervioso Autónomo y la del Sistema Endocrino, pudiendo tener como fin el establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.​ Los diversos estados emocionales son causados por la liberación de neurotransmisores (o neuromediador) u hormonas, que luego convierten estas emociones en sentimientos y finalmente en el lenguaje. Conductualmente, las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. 
En psicología se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica, e incluye reacciones de conducta como la agresividad o el llanto. Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras.

Fisiología de las emociones

Las emociones ponen en alerta a todo el organismo para que funcione como un todo y pueda responder a los retos de la vida activando múltiples respuestas cardiovasculares, esqueletomusculares, neuroendocrinas y del sistema nervioso autónomo.
Según Damasio (1994, 1999, 2000), la ocurrencia de un proceso emocional se inicia, bien con la percepción de un objeto o situación, bien con el recuerdo de ese objeto o situación; en ambos casos, el resultado es la activación de los núcleos del troncoencéfalo, el hipotálamo y la amígdala. Luego, estas estructuras liberan hormonas de varios tipos en la corriente sanguínea, que se dirigen, por una parte, hacia diversas zonas del propio cuerpo, y por otra parte, hacia distintas zonas cerebrales.
Al mismo tiempo, estas estructuras envían, de modo simultáneo, señales electroquímicas mediante neurotransmisores, por una parte, hacia las glándulas adrenales, que liberarán hormonas con repercusión posterior en el cerebro, y, por otra parte, hacia otras regiones cerebrales, tales como la corteza, el tálamo, y los ganglios basales, con lo cual se modificará el estado cognitivo y la forma de procesar la información.
No es de extrañar, por tanto, que cuando experimentamos una emoción, se evidencien diferentes cambios corporales, teniendo en cuenta que algunos de estos cambios son comunes a varias emociones diferentes.
Así, por ejemplo, ante una situación de peligro que active la respuesta de huida, el corazón late rápida y fuertemente para bombear más sangre al cerebro y los músculos, la respiración se acelera para aumentar la oxigenación, las pupilas se dilatan para aumentar el campo visual, los intestinos se vacían (diarreas o vómitos) para hacernos más ligeros a la hora de correr, etc.
Si la respuesta activada es de lucha, se liberan sustancias que ayudan a coagular la sangre más fácilmente por si se producen heridas, los músculos se tensan para entrar en acción, lo que puede dar lugar a temblores y contracturas…

El mapa corporal de las emociones

En un reciente estudio finlandés, (Nummenmaa,  Glerean, Hari y  Hietanen, 2013) pidieron a 701 participantes de diversas nacionalidades que señalaran en un dibujo de una figura humana las zonas del cuerpo que se activaban al sentir determinado estado emocional y en otra figura, las zonas en que sentían menos activación,  mediante un código de colores (colores cálidos = activación, fríos = desactivación). Para ello les presentaron palabras, historias, películas y expresiones faciales que representaban 6 emociones básicas o primarias (enojo, miedo, asco, felicidad, tristeza y sorpresa) y 7 secundarias o complejas (recogidas en la imagen inferior).
Los resultados obtenidos en este experimento confirmaron que somos capaces de ubicar en diferentes áreas de la anatomía corporal las variaciones en el estado emocional, independientemente de la nacionalidad del sujeto.
Con los resultados obtenidos, se elaboró el siguiente “Mapa corporal de emociones” publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences:
La mayoría de las emociones básicas están asociadas con sensaciones de alta actividad en la zona alta del pecho, que corresponde a cambios en la respiración y ritmo cardíaco.
De igual modo, casi todas las emociones generaron cambios en el área de la cabeza, lo que sugiere la importancia de la zona de la cara (activación de la musculatura facial, cambios en la sonrisa, lacrimación, o la temperatura de la piel).
Las sensaciones en el aparato digestivo y alrededor de la garganta estaban presentes en el asco. En contraste con las demás emociones, la felicidad activa prácticamente todo el cuerpo, dando la sensación de “plenitud”En  contrapartida, en la depresión el cuerpo parece desactivado y sugiere un “vacío” que se concentra en el tórax.
En el amor y el enojo se ven reflejadas las extremidades, tal vez porque en ese momento se está listo para abrazar o golpear. En la ansiedad, la energía está concentrada desde el tronco hasta la cabeza, mientras que las extremidades permanecen inactivas.
Los autores del estudio sugieren que la evidencia del papel que juega el cuerpo en el proceso emocional, nos puede ayudar a entender los cambios en los estados de ánimo, así como servirnos de biomarcadores de los trastornos emocionales.

Estados emocionales negativos
Los estudios sobre la vida emocional constituyen una importante fuente de conocimiento acerca de la influencia que tienen las emociones sobre los estados de bienestar y/o malestar de los individuos. El carácter universal y adaptativo de las emociones -tanto positivas como negativas- ha sido destacado por diversos autores y tradiciones teóricas. En el caso de la ansiedad, la depresión y la ira se trata de reacciones emocionales básicas que se caracterizan por una experiencia afectiva desagradable, malestar subjetivo y alta activación fisiológica, las cuales se conocen como “emociones negativas”. Numerosos hallazgos de investigación han confirmado la influencia negativa de este tipo de emociones sobre la salud. Ver estudio
“Las emociones se regulan en el sistema límbico del cerebro. Allí, funciona ese cerebro primitivo del que emergen las sensaciones de manera impulsiva”, - explica Leonardo Palacios, neurólogo de la Universidad del Rosario.
“Sin embargo, la corteza cerebral que lo cobija –lóbulo frontal– las controla para evitar que actuemos como fieras”.
Según el psiquiatra Jorge Forero, presidente del Instituto para el Desarrollo de la Salud Emocional, “cuando se manifiestan los problemas emocionales, ocurren cambios a nivel del sistema nervioso central que tienen acción directa sobre el corazón, la respiración y otros órganos.” “Cuando una persona está tensionada –continúa Forero–, se activa el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, que estimula la producción de sustancias como las catecolaminas, que elevan la presión arterial y la frecuencia cardiaca, y disminuyen la irrigación sanguínea en algunas áreas, hasta convertirse en un factor de riesgo para la salud cardiovascular y cerebral, entre otros”.
En cambio las positivas –explica Palacios– “han demostrado ser saludables, pues disminuyen los niveles de las hormonas del estrés (cortisol y adrenalina).
La risa y la alegría mejoran el aparato cardiovascular. Las personas con buen ánimo y sentimientos de optimismo soportan mejor las enfermedades y son menos propensas a padecer depresión”, afirma el experto.

Reírse, por ejemplo, activa 400 de los 650 músculos del cuerpo; no en vano, quienes se ríen intensamente sienten más apetito, pues las carcajadas tienen un efecto similar al del ejercicio físico moderado. Además, según un estudio de los doctores Lee Berk y Stanley Tan, de la Universidad Loma Linda (California), la risa reduce las hormonas del estrés y mejora la función del sistema inmunológico, pues genera endorfinas, llamadas hormonas del bienestar.

Reír, incluso, es un predictor de la  longevidad  


   Sentimientos negativos                                   
Así mismo, una investigación del Centro Médico de la Universidad de Maryland (EE.UU.) demostró, en el 2005, que las arterias de las personas con infarto al miocardio, sometidas a situaciones que generaban buen humor, crecían hasta un 30 por ciento su diámetro. Las negativas, por el contrario, dice Palacios, aumentan el riesgo de enfermedad cerebrovascular, de cáncer y de padecer condiciones mentales como fobias, ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación y disfunción sexual.
El colon irritable, por ejemplo, es un problema emocional, pero muchos lo entienden como un mal netamente físico “y pierden tiempo y plata en tratamientos médicos que, muchas veces, no dan resultado”, dice Forero.
También las migrañas, los trastornos de ansiedad, las fobias, ataques de pánico y la fibromialgia (dolor prolongado en todo el cuerpo) pueden tener como causa el estrés, mal moderno de la humanidad.
Según la terapeuta holística Margarita Sierra “cuando alguien tiene dificultad para solucionar sus problemas a nivel psicológico o emocional, aparece un estado de preocupación o ansiedad, irritabilidad, ira, miedo o tristeza, que puede producir un aumento de la frecuencia cardiaca, problemas digestivos, alergias, dolor de cabeza, sensación de falta de aire, sudoración, tensión alta o baja. Cualquier situación emocional que permanezca en el tiempo, sin resolver, se convierte en una toxina para el organismo, que afecta gravemente la salud”.
“Por tal motivo, puntualiza la experta, canalizar y liberar las emociones negativas permite gozar de una buena salud emocional y recuperar el bienestar físico.”

La vibración y las emociones

Se ha demostrado que las emociones tienen una frecuencia vibratoria. Según ciertos estudios sólo existen dos emociones que los seres humanos pueden experimentar: Miedo y Amor. El resto de las emociones son derivadas directa o indirectamente de éstas dos. El miedo tiene una larga y lenta frecuencia vibratoria, mientras que el amor tiene una rápida y alta frecuencia.
Existen 64 códigos posibles de aminoácidos en la estructura de nuestro ADN compuestas de cuatro elementos, Carbono, Oxígeno, Hidrógeno y Nitrógeno. Por lógica todos deberíamos tener los 64 códigos activados dentro de la estructura de nuestro ADN. Sin embargo, actualmente sólo tenemos activos 20 códigos. De todas estas 64 posibilidades, parece que sólo 20 de estos códigos están activados en este momento, por eso los 20 aminoácidos.
Existe un interruptor que apaga y enciende donde esos códigos se sitúan, y ese interruptor que los apaga y enciende es lo que llamamos EMOCIONES. Esta es la primera vez que vemos el patrón de las emociones vinculadas física y directamente con el material genético humano.
El Miedo es una onda larga y lenta de emociones y toca relativamente pocos puntos de este ADN, por lo tanto, un individuo viviendo con Miedo está limitado al número de antenas que tiene disponible. Mientras que un individuo viviendo en el patrón de Amor, toca más puntos del ADN ya que su frecuencia es mas alta con una onda mas corta y tiene más sitios potenciales para codificación a lo largo de este patrón genético.


Video: El efecto ADN fantasma - Gregg Braden
Geólogo jefe de Philips Petroleum, ingeniero y diseñador
de sistemas aeroespaciales, es un científico conocido por
unir el mundo de la espiritualidad con el de la Ciencia.


Fuentes:

El impacto de las emociones en el cuerpo
Wikipedia
¿Cómo se produce el pensamiento en el cerebro?
La ira, una toxina mortal


No hay comentarios:

Publicar un comentario